Envíos gratis en toda la República a partir de 2800 MXN
Compra a partir de 4500 MXN y recibe el 15% de descuento
Compra a partir de 8000 MXN y recibe el 20% de descuento
 

Guía práctica para el uso de velas

Parte 1. Tipos de cera, puntos de fusión, pabilo y mantenimiento

Hoy te quiero compartir información de valor sobre las velas. A continuación leerás una pequeña pero práctica guía para cualquiera que quiera iniciar en este quehacer y también para tode aquel que le guste encender velas.

Cuando inicié Casafuego no sabía que una vela requería de cuidados básicos e importantes para mantenerse con vida. Sí, tal cual: la vela tiene un cuerpo y un alma. Suena poético, y lo es, porque al encenderla conectamos con una materia que respira y se transforma. ¿Asombroso, no? Creo que es un tema bastante amplio y trataré de ser lo más precisa y concreta posible.

Sin ahondar en detalles alquímicos-mágicos (que quizá deje para otro artículo), empecemos por lo técnico.

El cuerpo de la vela: las ceras

Cualquier vela está conformada por alguna cera. Las más comunes —y las que más he usado en mi práctica— son: soya, abeja y parafina.

Cera de soya

Muy conocida en velas aromáticas y de aromaterapia. Su composición es natural, biodegradable y suave. Su punto de fusión está entre 40 °C y 70 °C. Es ideal para contenedores (frasco, lata o cualquier vaso) porque, al ser blanda, necesita soporte. Al quemarse, difunde el aroma con facilidad y genera una sensación cálida y envolvente.

Sin embargo, no es tan adecuada para velas tipo candil; para velas de molde sí puede funcionar, pero debe mezclarse con aditivos vegetales para volverla más dura y que soporte el desmolde.

cera de soya materia prima

Cera de abeja

Probablemente de las más antiguas y nobles. Su punto de fusión ronda los 62 °C a 65 °C. Se distingue por su color dorado natural y un aroma sutil a miel. Arde lentamente, casi sin humo, lo que la hace duradera y muy apreciada en los rituales. Su consistencia es firme, por lo que puede usarse tanto en contenedores como en velas de candil.

Parafina

La más comercial y versátil. Su punto de fusión varía según el tipo, pero en general está entre 46 °C y 68 °C. Tiene la ventaja de ser económica, fácil de trabajar y de permitir una gama amplia de colores; también se logran aromas intensos. En este último punto me gusta señalar que el uso de aceites y fragancias de calidad es importante; esta cera también requiere un aditivo para que el color y el aroma puedan adherirse correctamente.

Su contra, para muchas personas, es que proviene del petróleo, por lo que no es biodegradable. Aun así, sigue siendo muy usada por su practicidad y estabilidad, sobretodo en las velas de candil o también conocidas como velas de baño.

Cada cera tiene su encanto y un propósito distinto. Lo importante es reconocer que el “cuerpo” de la vela define gran parte de su experiencia de uso y, por supuesto, su elaboración. Como siempre les menciono, hacer pruebas y experimentar con todas las ceras ayuda muchísimo, porque cada una ofrece resultados diferentes tanto en pigmentación y aroma, como en durabilidad y quemado.

El alma de la vela: el pabilo

Si el cuerpo es la cera, el pabilo es el alma. Sin él, la vela no podría existir. El pabilo sostiene la llama, le da vida y determina cómo se consumirá la vela. Existen diferentes calibres y grosores, y elegir el adecuado es fundamental: un pabilo muy delgado se ahoga en la cera; uno muy grueso produce exceso de humo.

El mantenimiento del pabilo también es clave. Cortarlo a la medida adecuada antes de cada encendido, retirar residuos de carbonilla y mantenerlo erguido son pequeñas acciones que hacen una gran diferencia en la vida de la vela.

Ahora bien, para cualquiera que quiera empezar a hacer velas, debe saber que la circunferencia es importante: va a determinar el calibre del pabilo para un quemado ideal. Regresando al ejemplo de las velas aromáticas de cera de soya, si tu circunferencia es amplia —por ejemplo, 10 cm—, tu pabilo tiene que corresponder a esa medida para que pueda derretir la cera con facilidad, generar la alberca adecuada y permitir una combustión correcta que aromatice de forma prolongada e ideal (en temas de aromas y fragancias es otro apartado que no tocaré en este artículo). Teniendo en cuenta este detalle, el pabilo tendrá una buena vida.

El primer quemado
(y por qué importa)

El primer quemado es el más importante, en mi opinión. Toda cera genera memoria; es decir, cualquier marca se registra. Al encender el fuego, la cera va derritiéndose. ¿Has notado cuando enciendes una vela que se va marcando una circunferencia? Bueno, esa es la alberca de nuestra vela.

Lo ideal, siempre, es dejar que complete esa alberca en cada encendido. Si apagas antes, notarás que se queda una marca. Yo siempre digo que la vela puede aguantar hasta dos quemados incorrectos; después del tercero es difícil que se estabilice, sobre todo en el caso de la cera de soya. Creo que, en la cera de parafina, ésta permite más errores; aun así, mi recomendación es que tu primer quemado sea el que oriente el camino de la vela: una buena vida.

¿Cuál es el tiempo indicado para dejar encendida una vela? Depende de la circunferencia, pero sin profundizar tanto, un tiempo promedio ideal es de aproximadamente 4 horas. Repito: esto depende mucho de los centímetros que ocupe tu envase o tu cirio.

El corte de pabilo (el mejor tip para cualquier vela)

Hablemos ahora del famoso corte de pabilo. Este es quizá el consejo más importante en el cuidado de cualquier vela, sin importar la cera que uses.

La medida correcta es de 5 mm aproximadamente; no tiene que ser exacto, pero lo ideal es que no sobrepase 1 cm. Con este simple paso evitarás exceso de humo, la famosa cabeza de hongo en la cera de soya, o en el caso de los cirios, que las paredes del mismo se rompan o que tu techo se ahume.

Personalmente, me gusta cortar el pabilo mientras la vela está encendida, aunque reconozco que es un poco riesgoso porque puedes quemarte o la mecha cortada puede caer sobre la cera líquida. Si esto pasa, basta con retirarla. La opción más común es hacerlo en frío, y tiene la ventaja de que puedes medir mejor el tamaño; sin embargo, hay que ser cuidadosos para no cortar de más. Un corte excesivo puede “asfixiar” a tu vela e impedir que vuelva a encender. Recuerda: hablamos de un cuerpo y un alma, y el pabilo es su sostén.

Recomendaciones para un buen corte de pabilo:

  • Usa tijeras de punta delgada, de preferencia metálicas y filosas.
  • Corta siempre con las puntas, no con la parte ancha de la tijera.
  • Evita que caiga la mecha quemada dentro de la cera. Si ocurre, simplemente retírala.
  • Repite el corte cuantas veces sea necesario: en velas de larga duración (8 horas o más), el pabilo suele requerir dos o tres recortes.

Al final, cuidar una vela es un gesto sencillo y útil, pienso que todo lo que tiene cuerpo y alma, requiere atención, paciencia y cariño. Una vela bien cuidada no solo dura más: ilumina mejor y acompaña más plenamente. Ojalá esta primera parte de la guía te ayude a entender más sobre los quemados, cortes y diferentes tipos de cera.